Para salir adelante hay que dar respuesta a las tres erres: rumbo, ritmo y riesgo

La Asociación de Fabricantes de Harinas y Sémolas de España, (Afhse), es la organización empresarial de ámbito nacional que agrupa a las industrias harineras y semoleras de España de primera transformación de trigo blando y trigo duro, y otros cereales, en harinas y sémolas para consumo humano. Ramón Sánchez, director de la asociación, define en esta entrevista la situación en que se encuentra el mercado de los cereales y las líneas de futuro.


¿En qué situación se encuentra el mercado actualmente y que tendencias vaticina a medio y largo plazo?
Los mercados mundiales de cereales llevan experimentado una tendencia alcista desde el otoño de 2020, debido a la presión de la demanda global, que supera a la producción, y que genera una paulatina reducción de los inventarios mundiales. Y este movimiento, que arrancó hace más de año y medio, se ha visto impulsado por la invasión de Ucrania el pasado mes de febrero.
Resulta extremadamente difícil sacar conclusiones sobre las tendencias futuras de los mercados mundiales de cereales. A la presión alcista generada por la guerra en Ucrania y las dificultades que tiene este gran productor mundial de alimentos para comercializar sus cosechas de 2021 y de 2022, se contrapone ahora el temor a una recesión económica global en otoño, que podría reducir la demanda mundial. En esta tercera semana de julio, parece que nadie tiene claro cuál será la tendencia futura y los mercados mundiales de cereales traducen esta gran incertidumbre en una fuerte volatilidad de las cotizaciones.

“ Hasta ahora no ha habido problemas de suministro de trigo, ni se esperan”

–¿Cuáles son los grandes retos y asignaturas pendientes de la industria harinera y de sémolas?
La volatilidad de las cotizaciones internacionales del trigo ha aumentado sensiblemente el riesgo que deben afrontar las industrias del sector, debiendo ser incorporado como un parámetro prioritario de su gestión empresarial, dado que es su principal coste.
Por otro lado, resulta recomendable que las empresas del sector efectúen un ejercicio de anticipación para intentar visualizar dónde se encontrarán en el futuro y, tras ello, diseñar y adoptar medidas estratégicas, entre cuales se encuentra la profundización en vías de cooperación con otras empresas del sector o de sectores conexos. De un modo sintético, la industria harinera y semolera española debe afrontar los tres siguientes retos básicos:

  • La gestión del riesgo de las materias primas.
  • Generar rentabilidad en un entorno complicado de escasos márgenes y un nivel alto de sobredimensionamiento.
  • La adopción de un modelo estratégico de cara a los sectores clientes y al consumo de los productos finales.

–Ante la situación actual ¿debemos estar preocupados por el tema del abastecimiento de producto en los próximos meses?
Aunque España tenga que importar aproximadamente la mitad de sus necesidades de cereal, el problema para la industria harinera española no es el del desabastecimiento, sino que el mercado del trigo, como “commodity” que es, funciona como un mercado global y problemas en una esquina del globo, afectan a todos los países, donde, además, los mercados organizados de futuros dan una visibilidad inmediata a las cotizaciones del trigo. Hasta ahora no ha habido problemas de suministro de trigo, ni se esperan, pero el principal problema que ha generado la guerra en Ucrania ha sido el fuerte aumento de las cotizaciones mundiales del trigo, que en determinados momentos se han duplicado respecto a no hace mucho tiempo. No estamos, pues, ante un problema de disponibilidad, sino de asequibilidad.

España debe importar anualmente unos cinco millones de toneladas de trigo, dependiendo de nuestra cosecha nacional.

El cambio climático, la guerra en Ucrania, la subida de precios son alguno de los problemas más acuciantes a los que hacer frente ¿Cómo podremos salir adelante?
Recuerdo la crisis que se produjo en 2007 y 2008 por el aumento de las cotizaciones mundiales de los cereales. Entonces afectó a un “input”, muy importante, pero sólo a uno. En la actualidad son los cereales, la electricidad, el gasóleo, los envases, los costes laborales, con lo que la subida de todos ellos genera mucha presión y preocupación en las empresas.
El trabajo de los directivos y empresarios ha sido siempre el de imaginar el futuro y hacerlo realidad. Es cierto que, en estos momentos, parece más complicado. Con el espacio disponible en esta entrevista resulte imposible desarrollar esta materia. Pero por ser conciso y dar una respuesta concreta a la pregunta de cómo podremos salir adelante, creo que es imprescindible fijar el rumbo de la empresa, adaptar el ritmo para alcanzar los objetivos y gestionar el riesgo. Tres erres: rumbo, ritmo y riesgo.

En definitiva, tendremos que volver a importar trigo blando y maíz, fundamentalmente, y aunque no sea un cereal también soja.

–Nos podría dar datos más actualizados de producción de trigo en España y a nivel mundial. España en qué es deficitaria?
Hasta finales de abril las perspectivas de la cosecha española de cereales eran bastante buenas. Sin embargo, las altas temperaturas de mayo y junio han dañado, de un modo importante, el volumen que se obtendrá. Si se analiza la gráfica de la evolución anual de la cosecha de cereales en España, se constata que presenta un perfil con dientes de sierra: a un año de buena producción suele seguirle otro de menor volumen. Los dos últimos años hemos tenido unas cosechas excelentes en volumen y había esperanzas en abril de obtener un tercer año consecutivo de buena cosecha, pero no ha sido posible.
Diferentes organizaciones profesionales agrarias y del comercio de cereales estiman el total de cereales de esta campaña entre 18 y 19 millones de toneladas. El de trigo blando superará los cinco millones y la cebada algo más de siete millones. A nivel mundial y centrándonos en el trigo, las últimas estimaciones del USDA estiman la cosecha mundial en 771 millones de toneladas y el consumo global en 786, de modo que la demanda total superará en un 2% a la producción, lo que se traducirá en una reducción de los stocks mundiales de trigo. Desde la década de los años ochenta España es un país fuertemente deficitario en cereales, en general, y en trigo, en particular. Tenemos que comprar en el exterior, aproximadamente, el 50% de nuestras necesidades de cereales. El consumo de cereales en España con destino alimentación humana, animal y otros usos industriales supera los 38 millones de toneladas anuales. La cosecha española se encontrará este año en el rango de 18 a 19 millones de toneladas, de modo que la diferencia deberemos importarla. En definitiva, tendremos que volver a importar trigo blando y maíz, fundamentalmente, y aunque no sea un cereal también soja.

¿Cuáles son los países que abastecen a España de cereales?
Rusia y Ucrania juntos representan, aproximadamente, el 13% de la producción mundial de trigo, pero su peso específico se eleva al 33% cuando hablamos de exportaciones, siendo el vector que orienta la tendencia de las cotizaciones mundiales del trigo. El bloqueo de las exportaciones de cereales del Mar Negro, debido a la guerra, ha presionado fuertemente al alza las cotizaciones internacionales del trigo.
Y la incertidumbre generada sobre cuándo volverán los puertos del Mar Negro a recuperar un funcionamiento normal, elemento sobre el cual nadie puede pronunciarse con seguridad, ha generado una volatilidad extrema en los mercados mundiales de cereales.
España debe importar anualmente unos cinco millones de toneladas de trigo, dependiendo de nuestra cosecha nacional. De este volumen, un 90% suele proceder de la UE y el 10% restante de terceros países. En el ámbito comunitario, el principal proveedor es Francia, que a su vez es el primer productor de trigo de la UE. A continuación, siguen países como Alemania, Polonia, Repúblicas Bálticas. Rumanía y Bulgaria. Entre los proveedores que cubren el 10% restante se encuentran países como Estados Unidos y Canadá, por un lado, y Ucrania por otro.

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