Amaquía panadería: tradición e innovación en un mismo concepto

En el año 2003 Montserrat Fernández Costa y Luis Miguel Iglesias Lago siendo la segunda generación de panaderos, y cómo no podía ser de otra manera, empiezan a trabajar con los padres de Montse, dueños de Panadería O Cruceiro.


Con tan solo veinte y veintidós años, y con toda la ilusión que se puede tener a esa edad alquilaron una panadería antigua en un pueblo vecino. Allí estuvieron y así lo cuentan ellos, cuatro largos años. Sus ganas y esa hambre tan ansiosa por cambiar el concepto de panadería que había en ese momento fue lo que los llevó a crear Amaquía.


En todos estos años se han formado y continúan formándose por toda España, y además “sabemos escuchar a los sabios que es cómo nosotros definimos a las generaciones anteriores” nos dice Montse.

Una gran variedad de productos y todos elaborados en su obrador de principio a fin.

De esta forma, aprendiendo de aquí y de allí, este local se ha convertido es una panadería conocida por sus panes, por su calidad y variedad, siempre intentando sorprender a sus clientes y a ellos mismos. Dicen que es también una forma de motivarse y de motivar a su equipo. “Nuestras jornadas son maratonianas con diferentes turnos de trabajo que comprenden desde las 3 de la madrugada hasta las 10 de la noche. Trabajamos con tres técnicas diferentes en panadería: en directo, en controlado y en estático. Así conseguimos tener producto a la venta de calidad y recién hecho durante toda la jornada” explica Montse.

Cuentan con un gran equipo en el que forma parte algún miembro de la familia. Se considera na panadería muy artesana por lo que solo tienen: amasadoras de brazo, amasadora espiral, divisora hidráulica y hornos de suela.
En cuanto a la pastelería, un día un cliente les dijo “para mí esta panadería es como un parque de atracciones para un niño”. Dicen no tener ningún producto en especial que los defina, porque ellos intentan que todos los productos que salgan a la venta para sus tiendas sean especiales. Hay clientes que hablan de sus dulces, otros de la panadería e incluso del café. Otra parte muy importante son sus tiendas, lugares difíciles de olvidar. En el obrador no se elije ninguna especialidad, dejan que cada cliente haga su elección. “Hacemos alguna campaña de producto entre nuestro público para testar cuál de ellos cuenta con una mayor aceptación” nos señala Montse. Pero lo que marca la diferencia es que éste es un lugar en el que puedes encontrar muchísimas referencias de productos, y todos elaborados en su obrador desde principio a fin.

Siempre apuestan por las materias primas de proximidad como las harinas gallegas, desde una harina floja, harinas media fuerza, harinas molidas a piedra, gallegas y harinas especiales como pueden ser: maíz, espelta, tritordeum o harinas integrales. Además, cuentan con productos de tem- porada en verano como pueden ser las algas o distintas frutas en cada estación para elaborar panes y postres.

Con diecinueve años de historia en la actualidad cuenta con tres tiendas, dos obradores y un amplio equipo humano de profesionales para combinar tradición e innovación en un mismo concepto.

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