El Molino del Abuelo: Harina selecta 100% gallega

La construcción del molino data del año 1918 cuando Eladio Cuiña Taboada, miembro fundador vio la necesidad de moler el trigo que se cultivaba en la zona. Por aquel entonces, contaba con una sola piedra y el cobro se hacía quedándose con una parte del trigo que la gente llevaba para moler. Actualmente, cuenta con siete piedras y su harina es muy apreciada por panaderos, reposteros y cocineros por su calidad, textura e inconfundible sabor.


Tras sus inicios, el negocio familiar paso a manos de la siguiente generación y en vista de su producción, su hijo, Luis Cuiña Fondevila decidió hacer una reforma importante con la instalación de tres piedras de moler, todas ellas empujadas por la fuerza del agua, que es el modo de moler tradicional. Actualmente, Ramón Cuiña, es el encargado de gestionar el molino, en la que se han realizado nuevas ampliaciones y ha pasado a tener siete piedras debido a que su producción es más elevada pero igual de tradicional y artesana que en los primeros días en qué comenzó con este negocio.
El método de trabajo es totalmente artesanal y se realiza con la ayuda del agua del río que es el que logra la calidad de las harinas. Hay que señalar que hay molinos que van con corriente de agua sobre todo en la época de verano cuando hay menos agua o en invierno cuando hay más carga de pedidos. “Una vez que llega el material al molino se bascula a un cajón donde pasa, a través de una bomba de aire, a la parte de atrás del molino. Aquí se encuentra la limpiadora que es la encargada de realizar el saneamiento del grano. A continuación, se traslada a un silo de almacenamiento y de ahí y, gracias a un tornillo sin fin se lleva a una tolva más pequeña de reparto. Posteriormente, se distribuyen en las tolvas individuales de cada molino y una vez molido, el grano pasa a otro tornillo sin fin, donde es trasladada a un cernedor que produce la separación del salvado y de la harina” nos explica Ramón. La molienda es una arte antiguo, cuya principal función es hacer que los cereales resulten más agradables y más deseados como alimentos.

«Harinas molidas a la piedra artesanalmente, con cereales 100% gallegos»

La molienda seca generalmente implica la eliminación de lo que el molinero llama salvado, es decir: el pericarpio, las cubiertas de la semilla, epidermis nuclear y la capa de aleurona. Además generalmente se elimina el germen por ser relativamente ricos en aceite, lo que hace que el producto se enrancie rápidamente disminuyendo su calidad. El salvado y el germen son relativamente ricos en proteínas, vitamina B, sustancias minerales y grasas, de modo que el producto molido si bien gana en paladar, pierde en valor nutritivo. Los molinos están en pleno funcionamiento las 24 horas al día los 365 días al año ya que han de abastecer los pedidos demandados.

«La harina de trigo consigue una fuerza de 200W muy demandada por los panaderos»

La fabricación que elaboran son harinas molidas a la piedra artesanalmente, con cereales 100% gallegos cuya utilización está destinada tanto a la panadería como a la repostería. El producto de mayor repercusión es la harina de trigo cuya particularidad es que con diferencia a otras empresas, la molienda del trigo gallego consigue una fuerza panadera que ronda los 220w, por lo que cuenta con una mayor aceptación por parte del público y en especial de los panaderos. “A los panaderos que la harina tenga más fuerza les ayuda a la hora de amasar por lo que su repercusión en este sector es importante unido, por supuesto, a su sabor, aroma y color”, añade Cuiña.

Dentro de las harinas más demandadas cabe destacar por orden de consumo la harina de trigo, de centeno, maíz amarillo y maíz blanco que se utiliza para realizar todo tipo de panes así como bizcochos o incluso masas madre para panadería tan utilizadas en los más exclusivos obradores artesanales.

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