La Asociación de Empresarios Artesanos del Sector de la Pastelería y Panadería de Madrid (Asempas) lanza una deliciosa campaña: “Dulces de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad en la Comunidad de Madrid”.


Una iniciativa que une tradición, cultura y gastronomía para dar a conocer y promocionar los distintos obradores de pastelerías artesanales presentes en las tres joyas únicas reconocidas por la UNESCO: Alcalá de Henares, Aranjuez y San Lorenzo de El Escorial. Una ruta de pastelerías artesanas para descubrir sus distintas elaboraciones y presentaciones, que contará con el apoyo de los tres municipios y la Comunidad de Madrid.
Tres ciudades y tres destinos únicos
Alcalá de Henares, cuna de Cervantes y referente del turismo cultural, guarda entre sus calles históricas, y recorriendo su centro histórico, el Corral de Comedias, uno de los más antiguos que se conservan en Europa, el Museo de la Casa Natal de Cervantes, el Parque Arqueológico Complutum y el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid.
Real sitio y Villa de Aranjuez, famosas son sus huertas, fuentes y jardines por donde visitar el Palacio Real es uno de sus mayores atractivos junto con la Casa del Labrador y el Museo de Falúas.
San Lorenzo de El Escorial, con su majestuoso monasterio renacentista, Felipe II lo erigió como símbolo de su proyecto monárquico y Carlos III mandó proyectar el desarrollo de asentamiento de su población.
Patrimonio que se disfruta
Con esta campaña, Asempas invita a madrileños y visitantes a vivir la experiencia de saborear el patrimonio, recorriendo los obradores artesanales que, con su esfuerzo y maestría, mantienen vivas las tradiciones de estas ciudades monumentales. Así nos encontramos en Alcalá de Henares con cuatro postres emblemáticos como son: la costrada, las rosquillas de Alcalá, las almendras garrapiñadas y las tejas de Alcalá.
La costrada de Alcalá se compone de varias capas, vamos un milhojas de hojaldre, relleno de crema y merengue, y cubierto de almendra picada y gratinada. Su origen está discutido. Unos consideran que fue creada a finales del siglo XIX por los confiteros Salinas, antiguos pasteleros reales, ubicados en la plaza de Cervantes desde 1846. Otros sostienen que fue en 1929 por el pastelero Lino Gómez Noguera en la pastelería El Postre, ubicada en la calle El Tinte desde 1926, a partir de una receta aportada por Concepción Azaña, de un postre que esta había tomado en la boda de la sobrina de Manuel Azaña en Zaragoza.
Las rosquillas de Alcalá o también llamadas rosquillas de yema, se trata de unas rosquillas de hojaldre bañadas en una crema de yema y glaseadas. Con su característico color amarillo procedente del baño tienen su origen en la Roma imperial, el nombre de las Rosquillas de Alcalá les vendría, según los libros de historia de la repostería, de su preparación en Alcalá en el siglo XVI, haciéndose famosas posteriormente en Madrid, donde estaba la corte real.
Las almendras garrapiñadas de las Clarisas de San Diego, es almendra y un almíbar de azúcar tostado, están documentadas desde al menos el siglo XVIII, y son seguramente de origen árabe. De receta simple, pero con la maestría de las monjas de clausura del Convento de las Clarisas de San Diego, también llamadas “almendreras”. Las Clarisas se dedican a su confección desde tiempo inmemorial, y también son conocidas como “las Diegas de Alcalá”, por ser San Diego de Alcalá su patrón.
Las tejas de Alcalá son unas galletas o pastas curvadas con la forma característica de las piezas con que se construyen los tejados, de ahí su nombre, y con un ingrediente fundamental en la repostería española: la almendra. Aranjuez ha hecho famoso a un cultivo de sus huertas: el fresón de Aranjuez es uno de sus emblemas culinarios más destacados, no solo referente de calidad en España, sino que también tiene un importante legado cultural. Cultivado en las fértiles tierras regadas por el río Tajo, este fruto destaca por su sabor dulce y jugoso, que lo convierte en una auténtica joya de la agricultura y la gastronomía local.
Las bizcotelas tienen su origen en el pastel que creó en Madrid en 1747 por Juan de la Mata, confitero de la Corte de Carlos III, quien inventó la receta llamada: «Vizcocho del Palacio Real», y aparecía en el libro “Arte de Repostería” (1747).









