Las pastelería tarraconense Xocosave de la mano de Adam Sáez ha ganado el concurso al Mejor Panettone Artesano de España y se lleva un premio de 1.000 euros.
Adam Sáez Ventura, de la pastelería Xocosave de Riudoms (Tarragona), ha ganado la V edición del Concurso Mejor Panettone Artesano, organizado por la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona (EPGB).
Adam Sáez viene de generación de pasteleros. El oficio lo ha aprendido de su abuelo y maestro artesano Miquel Ventura, y ha continuado con el apoyo de la segunda generación, sus padres. Su formación ha pasado por la escuela Joviat de Manresa y en la Escuela de Pastelería del Gremio de Barcelona (EPGB). Ha contado con referentes como la Foix de Sarriá, Bubón, la Pastelería Lis o Ochiai.
El pastelero ganador, que obtiene la dotación de 1.000 euros por el galardón, se suma a los premiados en las pasadas ediciones: Cloudstreet (2019), Ochiai (2018), Oriol Balaguer (2017) y Dolç Par Yann Duytsche (2016).
El concurso ha contado con participantes de Cataluña, Madrid, Vitoria, Pontevedra, Cádiz, Murcia y Alicante, que han entregado dos panettones clásicos de frutas (limón, naranja y pasas); de elaboración propia, con corona de glaseado de azúcar; y artesanos, elaborados solo con harina, mantequilla, yemas, frutas y levadura madre.
El jurado ha contado con la participación de Elies Miro, presidente del Gremio de Pastelería de Barcelona, Oriol Balaguer, maestro pastelero; Alberto Ruíz, director de la revista Dulcypas; Tonatiuh Cortés (Cloudstreet), ganador de la edición 2019, e Ibán Yarza, experto en pan y masas. Según cifras del Gremio de Pastelería de Barcelona, el consumo de panettone en España se ha multiplicado por diez en los últimos cinco años.
El boom del panettone
Este dulce es de origen milanés y existen varias leyendas sobre su origen, una de las cuales asegura que nació en la mansión de un duque milanés en el siglo XV, cuando, por accidente, al cocinero se le quemaron los postres y uno de los sirvientes, de nombre Toni, elaboró un pan dulce con huevos, harina, manteca, cítricos y uva, y tuvo tanto éxito, que muchos lo empezaron a elaborar bajo el nombre de «pan de Toni».
Otra leyenda explica que un joven aristócrata quiso enamorar a la hija de un pastelero de Milán y para hacerlo, se hizo pasar por aprendiz e inventó un pan azucarado con forma de cúpula con frutas confitadas y aroma de limón y naranja.