El Riojano, una confitería con historia

La pastelería El Riojano fundada en 1855 por el pastelero personal de la reina María Cristina de Habsburgo, Dámaso Maza, oriundo de La Rioja, recibe su nombre por el apodo con el que se le conocía.


El fundador al no tener descendencia hizo que el negocio pasará a mano de dos maestros pasteleros, que, a su vez, unieron en matrimonio  a sus hijos para asegurarse la perpetuidad de la unión personal y laboral. Así, se han mantenido durante siete generaciones hasta que los actuales propietarios, como pasó con Dámaso Maza, lo recibieron de sus jefes por falta de descendencia.

A lo largo de sus más de ciento cincuenta años sus cuatro paredes han visto desfilar ante sí numerosas figuras ilustres, desde la propia Reina María Cristina, que gustaba de visitar y degustar allí los dulces, hasta grandes literatos como Jacinto Benavente, del que se cuenta decía que  “la gente a la que  no le gusta el dulce no es de fiar”. Reconocida internacionalmente  ha sido galardonada con varios premios de prestigio, como el de la  Exposición Aragonesa en 1868, la de Fomento de las Artes de 1871, o algunas actuales concedidas por la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. De éste último, cabe destacar la placa conmemorativa de establecimientos centenarios cuyo diseño es del prestigioso dibujante Mingote o la Encomienda de la Orden del Dos de Mayo en 2013.

De entre las especialidades de El Riojano, cabe destacar los bizcochos de Soletilla, obsequio que desde antaño se hacía a las parturientas, los tocinos de cielo, los bartolillos, los merengues, aún hoy recomendados por los médicos para curar afecciones de garganta; los azucarillos, imprescindibles en las verbenas, que disueltos en agua y junto a una copita de aguardiente, servían de refresco a los madrileño; las famosas pastas de Consejo, invento de esta casa para la asistencia a las sesiones del Consejo de Estado el entonces niño rey Alfonso XIII, que le mantenían distraído y evitaban que se durmieses en las tediosas reuniones; los dulces típicos de santoral, desde los panecillos de San Antón, las gargantillas de San Blas, las carnavelescas, las torrijas, las rosquillas de San Isidro, los buñuelos de viento, los huesos de santo, mazapanes, turrones, polvorones hasta llegar al Roscón de Reyes; por último, cabría destacar los dulces, que a diario, hacen las delicias de clientes fijos y transeúntes, como la bollería tradicional, suizos o pincas que tanto escasean en los escaparates de las pastelerías madrileñas.


Receta Huesos de Santo

Ingredientes

  • Almendra / 1 kilo
  • Azúcar / 1 kilo

Proceso de elaboración

  1. Se pone la almendra a remojo bien cubiertas de agua durante 2 horas y pasado ese tiempo se escurren.
  2. Se muelen en turmix hasta conseguir trozos del tamaña de una lenteja.
  3. Se incorpora el azúcar en grano o glass y 10 0 20 gramos de agua y se tritura todo hasta conseguir una masa homogénea y moldeable. En caso de hacerlo con azúcar en grano es conveniente refinar la pasta para que no se note el grano de azúcar.
    Dejar reposar un día para que la humedad se homogenice bien.
  4. Amasar la pasta y estirarla con un grosor de unos 4 milímetros y cortar cuadrados de 5 x 8 centímetros.
    Hacer cilindros con ayuda de un canutillo y se pone a secar.
  5. Una vez secos están listos para rellenar con ayuda de una manga pastelera y boquilla fina.
  6. Los rellenos más habituales son: yema, praliné, coco, batata y crema pastelera.

Receta Buñuelos de viento

Ingredientes

  • Agua / 1 litro
  • Mantequilla / 400 gramos 
  • Harina Floja / 600 gramos
  • Huevos / 30-32 (según tamaño)

Proceso de elaboración

  1. En un perol cocemos hasta su punto de ebullición, el agua, la mantequilla y la sal.
  2. A continuación, le agregamos la harina floja y lo mezclamos enérgicamente hasta hacer una masa uniforme y lisa.
  3. Añadimos los huevos agregándolos de 3 en e unidades. El resultado debe de ser una masa semilíquida que se pueda echar con una manga pastelera.
  4. Escudillar los buñuelos en una sartén con aceite preferentemente de oliva 180ºC.
  5. Una vez fritos se rellenan de crema, chocolate, nata, batata y cabello de ángel.

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