Cada año esta panadería nos presenta diferentes elaboraciones con las que disfrutar de sabores y tradiciones lejanas. En este caso, como parte de la celebración del Día de Todos los Santos, han elegido el Pan de Muerto mexicano.
«Nos encanta esta tradición, es muy bonita. Los altares que hacen los mexicanos están llenos de color, son alegres y divertidos, y el Pan de Muerto es delicioso, con una textura muy delicada. Lo probé y quise hacerlo en Babette y a nuestro equipo le entusiasmó la idea», nos cuenta Beatriz Echeverría, panadera y alma máter de El horno de Babette.
Estos bollos de masa de mantequilla y huevos aromatizados con cítricos y agua de azahar, se componen de una bola central que simboliza las tumbas antiguas, sobre la que descansan dos tiras con forma de huesos que se cruzan. En los bollos más grandes, se corona la preparación con una pequeña bola de masa a modo de cabeza.
Para realzar el gran valor gastronómico del pan de muerto, en Babette han optado por usar mandarina como cítrico, tan aromática en esta época del año cuando aún no ha llegado la naranja. La fermentación lenta es fundamental para que se desarrollen los aromas y en este caso, además de levadura, en El horno de Babette usan su afamada masa madre. Una vez cocido, el pan se pincela con mantequilla y se espolvorea con azúcar. Todo un festival de formas y sabores. Como bien señala el dicho popular: «Llévate mi alma, quítame la vida, pero de mi pan de muerto, ni una mordida».
El pan de muerto es un bocado refinado que poco tiene que ver con otras elaboraciones más empalagosas y más cercanas a la cultura de Halloween. Para quien busca conocer otras tradiciones a través de la gastronomía, el pan de muerto es una apuesta exquisita y fascinante.
En México, este pan dulce aúna el respeto por los seres queridos que ya no están y la celebración de la vida. Se trata del pan festivo más esperado para esta comunidad y forma parte de las ofrendas que colocan en sus famosos altares, un pan cuyo aspecto recuerda a las preparaciones con forma de calavera que consumían los mexicas en tiempos prehispánicos.