Tradición e innovación a los 50 años

“Queremos que la gente que venga a comprar a nuestra casa tenga la posibilidad de tener toda la gama de productos que podemos ofrecer en una panadería/pastelería de una excelente calidad. Nos encanta escuchar a nuestro cliente” señala Gerard Gil, cuarta generación de panaderos y que este año celebra su onomástica.


Los inicios de la panadería se remontan a finales del siglo XIX, sobre el 1891. “ La madre de mi abuela se quedó viuda y fue con los hijos a vivir con un hermano, que ya era panadero en la localidad de Reus. Los hijos aprendieron y empezaron a montar sus propias panaderías pasando por varias localidades de Cataluña. Es entonces cuando mi abuela, se casa con Gerardo Gil, también conocedor del oficio, y empiezan a abrir tiendas en Sabadell y finalmente se instalaron en Barcelona en la calle Navas de Tolosa 263” recuerda su nieto Gerard que pertenece a la cuarta generación de panaderos al frente del horno. “Este año cumplimos 50 años en el barrio, tenemos la gran suerte de tener la mejor clientela del mundo, personas que nos acompañan en los cambios que hacemos, nos apoyan, prueban y critican todas nuestras elaboraciones que hacemos en el obrador.  Estoy muy contento de poder seguir con dedicación completa a este precioso oficio” finaliza.

Actualmente, trabajan veintitrés personas en el negocio familiar, tres generaciones que después del aprendizaje y el amor por el oficio siguen intactos, tal y como aprendieron del padre fundador del establecimiento. “Tengo la suerte de poder contar con mi padre que es la voz de la experiencia, mi hermano que está en el obrador de panadería y mi pareja que es la que gestiona la pastelería haciendo creaciones de pastelería” nos cuenta Gerardtodos ellos que junto con la tradición del pan hacen un negocio con una sinergia entre tradición e innovación que no te deja por igual.

Ritmo de trabajo

A las cinco de la mañana comienza la actividad del horno siendo un gran cambio este horario respeto al trabajo del padre o del abuelo. Cuando llegan empiezan a hornear panes en el horno de suela y cocer la bollería en el horno rotativo, dos horas de cocción sin pausa. Abren la tienda a las siete de la mañana y ahí es cuando se empieza a elaborar el pan y la bollería para el día siguiente y se acaba de cocer durante toda la mañana. El turno de tarde se dedica a formar todo el pan que reposa en bloque hasta entonces y dejarlo en frio positivo para una larga fermentación hasta ser cocido al día siguiente.

En Forn Gil siguen trabajando con el mismo proceso artesano que enseñó el abuelo Gerardo, trabajan con diferentes masas madre para el pan de cúrcuma, salchichón, espelta, caballeros, rústico o pan de coca. Son partidarios de utilizar harinas nacionales, aunque también utilizan algunas harinas alemanas, francesas y belgas. “En nuestro obrador no hay muchos tipos de harina, nos gusta hacer nuestras mezclas para crear sabores a partir de harinas básicas, trigo, espelta, centeno” explica Gerard. En bollería utilizan algún prefermento y en pastelería se diferencian por una gran creatividad con el uso de una materia prima de mucha calidad.  A esto añaden las cámaras de frio y el horno de suela junto con amasadoras, formadoras, congeladores, laminadora y batidoras.

Actualmente, cuentan con tres tiendas propias (con solo el obrador central), dos proyectos asociados a nuestro know how y que dirigen, pero sin ser propios (con obrador propio cada uno de ellos) y también distribuyen a algún establecimiento fuera de Barcelona.

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